Las funciones cognitivas son aquellas que pertenecen al conocimiento o están relacionadas con él. El conocimiento, a su vez, es el cúmulo de información que se dispone gracias a un proceso de aprendizaje o a la experiencia.
La autonomía cognitiva nos permite ver el mundo como personas independientes. No es una capacidad única y fija, sino que depende de la competencia con la que cada persona actúa y toma decisiones.
Las habilidades cognitivas son procesos mentales que se desarrollan desde la niñez y nos permiten desenvolvernos con éxito en la vida cotidiana. Estos procesos nos preparan para recibir, seleccionar, procesar, almacenar y recuperar la información que necesitamos para relacionarnos con el mundo.
La autonomía cognitiva es el resultado de mantener en un buen nivel la memoria, lenguaje, gnosias (interpretaciones de lo percibido) y praxias (realización de acciones con un objetivo). Se evidencia en nuestra capacidad de prestar atención, concentrarnos, resolver problemas y tener comportamientos orientados a un resultado.
El entrenamiento cognitivo es una herramienta que colabora en la construcción y el fortalecimiento de nuestra autonomía cognitiva.
En general, cuando las personas acuden al entrenamiento cognitivo, buscan mejorar:
Atención (capacidad de mantener el foco en un estímulo determinado, filtrando el resto de la información que recibe del entorno).
Memoria (habilidad para registrar, almacenar y evocar información previamente adquirida).
Funciones ejecutivas (procesos cognitivos que nos permiten planificar, organizar y regular el comportamiento y gracias a los cuales resolvemos nuestros problemas cotidianos).
Pero ¿cómo se realiza el entrenamiento cognitivo?
Mediante actividades lúdicas. Éstas pueden ser imaginativas (estimulando la flexibilidad) o estructuradas (ejercitando funciones ejecutivas tales como la planificación.
Utilizando dispositivos electrónicos (promoviendo la atención y habilidades visoespaciales).
Desarrollando actividades artísticas (ya se trate de dibujar o pintar, escribir, cantar, bailar, ejecutar un instrumento, etc., no sólo se ponen en práctica funciones tales como gnosias, praxias y atención, sino que además fomentan el desarrollo de la inteligencia emocional).
Realizando ejercicios basados en la respiración, que promuevan la atención y disminuyan el estrés.
Estas herramientas se suman a las técnicas que componen el entrenamiento cognitivo, en el que se combinan diversas consignas que ejercitan el lenguaje, el razonamiento, la creatividad, favorecen el aprendizaje continuo y aumentan el bienestar emocional.
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Abrazo,
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