A menudo nos han dicho que la receta del éxito se basa en la confianza en una misma o en uno mismo, pero ¿cómo se construye esa confianza?
La confianza de una persona en sí misma se ha definido como la sensación objetiva o realista de seguridad en el propio talento. Esta seguridad se diferencia de la soberbia o de la arrogancia porque no se trata de que nos sintamos superiores a los demás sino de conocer nuestras capacidades.
Seguramente conoces a alguien así. Alguien que te inspira y a quien respetas por su forma de desenvolverse y por sus actitudes.
¿Qué los distingue?
Conocen sus fortalezas. Valoran sus puntos fuertes y los utilizan para compensar aquellas capacidades que necesitan o quieren mejorar. No buscan la perfección.
Son auto motivados. No sólo identifican sus metas y diseñan una estrategia para alcanzarlas, sino que además se mantienen enfocados y son capaces de reconocer cada pequeño logro que los acerca a sus objetivos. Eluden o neutralizan los pensamientos negativos y mantienen su optimismo de manera consciente.
No se distraen fácilmente. Son capaces de situarse en el aquí y el ahora. Encuentran en cada momento presente aquello que captura su atención y les provoca disfrute.
Saben decir “No”. Conocen sus límites y establecen las prioridades que deben y desean atender. Además -y esto es muy importante- saben comunicarse en forma amable y firme para que sus límites sean bien recibidos y respetados.
Entonces, ¿qué opinas?
Tal como sucede con cada aspecto de nuestro desarrollo personal, tú puedes adquirir y entrenar tu confianza y tu seguridad, y convertirlas en herramientas que te acercarán a la superación de tus circunstancias dolorosas o difíciles y al logro de tus metas.
¿Piensas que puedes asumir la responsabilidad de construir o fortalecer la confianza en ti misma o en ti mismo? ¿Quieres que trabajemos tú y yo para descubrir tus recursos y ponerlos a trabajar a tu favor?
Abrazo,