¿Cómo puedes prepararte para el reencuentro con el otro?
La distancia social que mantenemos en Uruguay y que ha sido obligatoria en algunas partes del planeta se ha considerado fundamental en la prevención de contagios y fallecimientos por Covid-19.
Sin embargo, los expertos nos advierten que el cerebro humano se beneficia enormemente con el contacto con otras personas; necesita del contacto social para mantenerse cognitiva y emocionalmente saludable.
Muchos de nosotros hemos puesto en práctica las recomendaciones difundidas en los medios y en textos de divulgación científica: conectarnos por medio de dispositivos y plataformas que nos permiten realizar video llamadas (sobre todo las personas que transitan la pandemia en soledad en sus domicilios), buscar actividades estimulantes y entretenidas, mantener una rutina (sobre todo para el descanso, las comidas y el ejercicio físico) y recurrir a herramientas de probada efectividad como el yoga, la meditación o el mindfulness.
Y mientras continuamos transitando este período histórico tan desafiante y novedoso, mientras en nuestro país algunas ramas de actividad viran hacia la “nueva normalidad” la incertidumbre no nos abandona, sino que -por el contrario- surgen nuevas preguntas frente a la perspectiva del reencuentro con el otro. Con los otros.
La clave estará en fortalecer nuestros recursos personales, en especial entrenando nuestra resiliencia. La resiliencia combina dos ideas muy potentes porque es la capacidad de evitar la propia destrucción, por un lado, y de construir positivamente a pesar de las circunstancias adversas, por otro.
Al reiniciar nuestras actividades habituales y regresar a los ámbitos laborales o académicos compartidos vamos a transitar por calles y lugares públicos que cada vez reúnen más gente. Necesitaremos también poner atención en nuestra empatía. La empatía posee un componente cognitivo, vinculado con la capacidad de comprender y entender cómo piensa otra persona, y un componente emocional, que capta el estado emocional del otro y las reacciones que lo provocan.
Las habilidades que sostienen estas capacidades humanas (la flexibilidad, el autoconocimiento, la creatividad, el sentido del humor) pueden ejercitarse y mejorarse. De nosotros depende que este no sea un tiempo perdido. Invirtámoslo en nuestro bienestar y transformémoslo en tiempo ganado.
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